Gracias al Programa APORTA, de inserción socio-laboral, la Fundación FADE ha ofrecido acciones formativas y capacitación laboral a 372 mujeres a lo largo de 2019 a través de 30 talleres en los que se han impartido 148 horas de formación. Además, se han gestionado 61 ofertas de empleo y logrado la contratación de 10 mujeres en situación de desventaja social.
La Fundación FADE ha apoyado la empleabilidad de 372 mujeres en situación de vulnerabilidad social a través de su formación y capacitación laboral a través de 30 talleres en los que se han impartido 148 horas de formación. En concreto, se han desarrollado: 6 talleres de análisis y diagnóstico de empleabilidad,10 talleres para el desarrollo de competencias sociales, 4 talleres de orientación e información laboral, y 10 talleres de habilidades prácticas, en torno a la higiene postural de personas encamadas, mantenimiento del hogar, costura, nuevas tecnologías y atención al cliente.
El proyecto también ha incluido una jornada de encuentro y buenas prácticas sobre emprendimiento femenino, en la que intervinieron representantes del Centro de Cualificación Turística, Unión de Cooperativas de la Región de Murcia (Ucomur), Info, la Asociación de Empresas de Inserción de la Región de Murcia (Airdemur) y STV Gestión.
En esta misma línea, 200 mujeres en situación de vulnerabilidad se han inscrito a lo largo de 2019 en la bolsa de empleo, se han gestionado 61 ofertas de empleo y se ha logrado la contratación de 10 mujeres en situación de desventaja social.
La formación y la orientación laboral son piezas clave del Programa APORTA -en el que colabora el Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, Bankia y Fundación Cajamurcia-, ya que a través de los diferentes cursos y talleres de capacitación se ofrecen a las usuarias las herramientas necesarias para avanzar en su inserción, permanencia y promoción en el mercado laboral.
El programa se orienta a superar la brecha de género y precariedad laboral a la que se enfrenta el colectivo de mujeres en situación de exclusión social, con el fin último de lograr el empoderamiento de sus beneficiarias. Se trata, por tanto, de que no sólo mejore su situación laboral y socioeconómica, sino también el respeto y la confianza en sí mismas y en sus posibilidades de lograrlo.