Construyendo vidas plenas y comunidades inclusivas

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La inclusión social y el apoyo a las personas con discapacidad intelectual son pilares fundamentales para construir una sociedad más justa y equitativa. En este contexto, la Asociación de Familias de Personas con Discapacidad Intelectual (APCOM) desempeña un papel crucial ofreciendo a estas personas y sus familias las oportunidades y recursos necesarios para desarrollar su proyecto de vida con dignidad y en igualdad de derechos.

En esta entrevista, compartimos las voces de los verdaderos protagonistas: los voluntarios de APCOM. A través de sus testimonios, exploramos cómo el voluntariado no solo transforma sus propias vidas, sino que también genera un impacto positivo en la sociedad, normalizando la inclusión y promoviendo la solidaridad como un valor esencial.

La misión de APCOM: aportar el apoyo necesario para desarrollarse plenamente

La misión de APCOM es ofrecer, tanto a las personas con discapacidad intelectual como a sus familias, el apoyo y las oportunidades necesarias para que puedan desarrollar su proyecto de vida. Esta misión de integración social, no sólo está destinada a los usuarios de la entidad, personas con discapacidad intelectual, sino también a sus familias.

Al principio, las familias no saben muy bien qué labor tienen los voluntarios, pero luego les ven como esas personas que, sin más interés personal que el de ser amigos de sus hijos, hacen planes con ellos, les acompañan y pasan tiempo con ellos, como lo harían con cualquier otro amigo.

Es imposible que las personas con discapacidad intelectual desarrollen su proyecto de vida sin promover su participación activa en la sociedad, o sin favorecer su inclusión. Por todo ello, en APCOM se le ofrece apoyo y oportunidades a cada persona con discapacidad intelectual y a su familia, para que desarrolle su proyecto de calidad de vida, promoviendo su participación activa como ciudadanos de pleno derecho.

La participación de los voluntarios en APCOM

La labor de los voluntarios, siendo esencial para la actividad de la entidad, es voluntaria. Por eso, ellos eligen en qué actividades desean participar, según su libre criterio, y en función de en qué piensan que pueden ser más útiles, qué se les da mejor, o a quién quieren acompañar. La finalidad es siempre la de favorecer la inclusión personal y social de las personas con discapacidad intelectual pertenecientes a APCOM y, orientado a esa finalidad, toda la labor de los voluntarios es bienvenida.

Al mismo tiempo, y aunque los voluntarios elijan libremente de qué forma quieren ayudar, también reciben diversas formaciones. Hay algunas que son necesarias para el desempeño de su rol, pero otras son de su libre elección. En cualquier caso, la acción voluntaria tiene la finalidad de ayudar a caminar hacia la inclusión de las personas con discapacidad intelectual y a conseguir que desarrollen su proyecto de vida, de forma digna y en igualdad de derechos que el resto de los ciudadanos.

Esa labor es objeto de seguimiento desde la coordinación del servicio y lo realizan tanto los profesionales que atienden a las personas con discapacidad intelectual, como las personas que tienen contacto con ellas en las diferentes actividades.

Qué aportan los voluntarios a APCOM, y qué se llevan ellos a cambio

El voluntariado aporta a la entidad valores como la solidaridad, la valentía, la realidad social y el conocimiento de la comunidad.

A las personas con discapacidad intelectual, los voluntarios les aportan amistad, entendimiento, complicidad y, en definitiva, una forma de relacionarse, donde no hay intereses que no sean los propios del conocimiento del otro, y la afinidad entre dos personas.

Las personas con discapacidad intelectual necesitan de esa labor de acompañamiento generoso, desinteresado, como forma de desarrollarse personalmente, de sentirse apreciados y queridos, pero también como forma de integrarse en el tejido social o laboral de la sociedad.

También, el voluntario aporta la visión de ser el espejo en el que la sociedad puede ver cómo es la inclusión de personas con discapacidad intelectual. El hecho de ver cómo un voluntario trata a esa persona con discapacidad, enseña a perder el miedo a relacionarse con ellos a todo el que le ve. Es una forma de normalizar la discapacidad intelectual, de enseñar que no hay que tratarles como a niños pequeños, ni de forma diferente. 

"La gran labor del voluntario es la de hacer que la sociedad pierda el miedo a tratar a los que sufren discapacidad intelectual"

Los voluntarios que prestan su tiempo en APCOM proceden de diversos ámbitos y perfiles, los hay desde el ámbito educativo hasta el sector sanitario. En total, la entidad cuenta con 25 voluntarios.

Las personas que ofrecen su tiempo y su labor como voluntarios de APCOM se llevan de su relación con las personas con discapacidad intelectual, en primer lugar, un aprendizaje que no es posible en otros entornos de voluntariado donde no hay relación alguna con personas. También, se llevan consigo la amistad y el cariño que puede ofrecer un amigo, ya que también las personas con discapacidad intelectual pueden ser una buena compañía y pueden ofrecer su amistad. 

Pero, en especial, el voluntario se lleva, para siempre, experiencias como el esfuerzo de las personas con discapacidad intelectual y de sus familias, el espíritu de superación que tienen, y las ganas de vivir una vida elegida, con los derechos y las obligaciones propias de cualquier otro ciudadano.

Cómo es un voluntario en APCOM

Las habilidades más importantes de un voluntario/a de APCOM son la Empatía, la Comunicación Interpersonal, y la Responsabilidad y el Compromiso.

En cuanto a la empatía, o la capacidad de reconocer y entender los sentimientos del otro, es esencial en la labor de un voluntario que dedique su tiempo a las personas con discapacidad intelectual. Por encima de cualquier cosa, son personas, con sentimientos y con sufrimientos, y por qué no, con aspiraciones e ilusiones que es necesario que sean identificadas y comprendidas por el voluntario, para que esa persona con discapacidad intelectual a quien acompañan pueda canalizarlas y dirigirlas en la dirección correcta. Que sienta que sus ilusiones y sus aspiraciones importan.

La comunicación interpersonal, se trata de la capacidad para conectar y tender puentes de conexión personal, más allá del mero intercambio de información, es necesaria para poder desarrollar una relación beneficiosa con las personas con discapacidad intelectual.

Por último, la responsabilidad y el compromiso. Las personas con discapacidad intelectual y sus familias están necesitadas de cariño y de compañía. Muy especialmente ellos son un colectivo al que le resulta difícil la integración social, y por eso, los voluntarios deben adquirir el compromiso de acompañarlos, no como actividad para hacer un día esporádico que estén desocupados, sino como una verdadera acción social, precisamente para mostrar la cara amiga de la sociedad, la que acepta, integra y acompaña. Si no se adquiere el compromiso, se corre el riesgo de que se sientan abandonados, y esa labor de voluntariado no tendrá fruto. 

Estas tres habilidades (empatía, comunicación interpersonal, y responsabilidad y compromiso con las personas con discapacidad intelectual) son las necesarias para tener una buena relación de amistad, que es al final lo que buscan los discapacitados intelectuales y sus familias: un amigo con el que compartir ratos.

Claves de un buen voluntariado

Las claves de un buen voluntariado en APCOM son:

  • Contar con personas comprometidas, que adquieran el compromiso con las propias personas con discapacidad de acompañarles en su desarrollo personal y en su integración social.
  • Hacer del voluntario un experto en personas (con todas las habilidades que ello conlleva).
  • Por último, cómo no, que el voluntario se convierta en motor de cambio para nuestra sociedad, tanto apoyando a las personas con discapacidad intelectual, como enseñando a la sociedad su labor voluntaria de la inclusión social, provocando con ello un efecto onda.